Primavera Club: El festival de artistas emergentes

La próxima edición del Primavera Club se celebrará los días 26, 27 y 28 de Octubre en La aPolo de Barcelona y el Teatro Barceló de Madrid.

En esta nueva edición actuarán un total de 46 bandas emergentes por las que apuesta la organización del festival, entre las que destacan la presencia de Boy Pablo, Snail Mail, Stella Donelly o Ama Lou.

Los abonos del festival han salido a la venta por 25,00€, mientras que la entrada de día por 15,00€.

Aún no lo sabes, pero estás a punto de descubrir tu próxima banda favorita. Ese nombre que verás a lo largo del año que viene en todas partes, encumbrado por la prensa, contando sus escuchas por millones y, quién sabe, quizá hasta actuando en la próxima edición de Primavera Sound. Para descubrirlo, eso sí, deberás dejarte caer por Primavera Club, que del 26 al 28 de octubre hará debutar en Barcelona y Madrid a una abundante representación de artistas llamados a despuntar en los próximos meses.

Un total de 46 artistas actuarán en Apolo, La (2) de Apolo y el Centre Cultural Albareda (de nuevo con programación gratuita) en Barcelona, y una selección de 26 nombres serán los que pasen por el Teatro Barceló y El Cielo de Barceló en Madrid. De nuevo, el festival cuenta con SEAT como partner estratégico, que consolida de este modo su apuesta por el talento y la creatividad emergente. Como abrir un diccionario por una página aleatoria y descubrir una nueva palabra, Primavera Club invita a la curiosidad, al descubrimiento, a lanzarse. A imaginar los nuevos lenguajes del futuro. Estos son algunos de los palabros y nuevos conceptos que vamos a explorar:

1. Bedroom pop: Por su (aparente) sencillez les conocerás. Canciones que nacen entre cuatro paredes y llegan a todo el mundo. Algoritmos de Youtube, guitarras narcóticas y melodías infinitas. Con Boy Pablo desde su habitación en Bergen, el carismático Jimothy Lacoste desde Londres (aunque, ojo, he can speak Spanish) y Halo Maud con acento francés.

2. Digger: En tiempos de hiperconectividad, todavía quedan rincones donde Google no llega. Y estamos en manos de ellas y ellos, las y los diggers, para que nos descubran esas joyas que habían quedado enterradas y fuera de plano. Devoción analógica con vocación divulgativa, cada uno en su campo: Habibi Funk en el ídem del mundo árabe, Athens of the North en su amor por la world music (siempre en vinilo) y Sofrito en los sonidos de baile vintage entre los dos trópicos del planeta.

3. Pop feminista (que no femenino): La cuarta ola del feminismo ya no se surfea, se bucea. Y eso quiere decir que lo normal ya no debería ser resaltar a las artistas de un cartel según su género, sino apostar por profundizar más en su mensaje. Las propuestas de Stella Donnelly, Okay Kaya, Buzzy “Spielberg” (sí, de esos Spielberg) Lee, Ama Lou, Flohio o Tirzah son relevantes más allá de su mera condición de mujeres abriéndose camino en un mundo de hombres. Del folk rebelde de Stella Donnelly al hip hop made in UK de Flohio o la sofisticación R&B de Ama Lou, están aquí porque tienen muchas cosas que decir (algunas combativas, otras no) y porque, básicamente, el futuro les pertenece.

4. Guitar’s revenge: En la teoría del péndulo, ahora mismo estaríamos en el punto más alejado de la efervescencia de las guitarras. Pero el indie rock nunca morirá, e incluso amenaza con golpear más fuerte si siguen surgiendo propuestas tan estimulantes como las de Snail Mail (reviviendo el indie rock de los 90), Hop Along (pura pulsión melódica), Conttra (reivindicando el sudor), Palm (entre Animal Collective y el math rock), Jess Williamson y su puerta a un mundo feliz o Alaskalaska (la cálida brisa pop del norte). Quizá no están de parranda, pero ni mucho menos están muertas.

5. Susurros R&B y sinónimos: A veces, el susurro marca el camino. Que se haga el silencio total para descubrir a una de las revelaciones del año, serpentwithfeet, y su R&B poliédrico y sedoso. Que Kadhja Bonet nos embruje con su versatilidad estilística e interpretativa. Que Hilary Woods convierta la sala en un bosque nocturno. Que Tirzah constate que el suyo es uno de los debuts de 2018. Que los Hnos Munoz (desde Madrid) y Mazmorra (desde Bilbao) exploren los márgenes del género. Y que los susurros nos llenen.

6. Mambo rapidito: ¿Cómo vamos con el movimiento de caderas? Además de pop, hip hop y electrónica, este año en Primavera Club se podrá bailar mambo y chachachá de la mano del grupo cubano Orquesta Akokán, cumbión con autotune desde Galicia con Esteban & Manuel, y folk tradicional turco pasado por el filtro belga a cargo de Altin Gün. Fuera complejos. ¡En la variedad está el buen baile!

7. Ultra-flow: Está el flow y luego está el ultra-flow. No tiene por qué ser el más acelerado (eso el británico Octavian lo sabe bien: ya ha hecho bailar a Drake con alguno de sus anti-hits) ni el más auténtico (aunque pocos habrá con más barrio que Slowthai), no tiene por qué ser el más polémico (JPEGMAFIA azota al neoliberalismo y el hipsterismo) ni el más poético (Flohio bien podría ser la nueva Kate Tempest). Pero tienen, simplemente, que tenerlo. Y todas estas rimas noquean, cortan, duelen. Ojito con ellos.

8. Technaco: Los amigos y amigas del techno en todas sus modalidades siempre tienen su rincón en Primavera Club. Como de costumbre su hora será de madrugada, dentro de la programación de Nitsa y Astin en Barcelona, y valdrá para descubrir a Head Technician o la banda sonora de un agujero negro, al islandés (afincado en Berlín) Volruptus, los devaneos rave de Or:la o las enseñanzas del sensei Kuniyuki, uno de los máximos exponentes de la electrónica japonesa. Que nadie se quede con ganas de más.

9. Kinkidelia y derivados: ¿Qué pasa si unes el espíritu kinki de Triana con la psicodelia de King Gizzard & The Lizard Wizard? Exactamente pasa Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, el nuevo grupo con mejor nombre del mundo que es aún mejor cuando los escuchas y los ves en directo. Pero se puede ser macarra y no darle al fuzz: le puedes pegar a la electrónica (los salvajes J-Zbel lo atestiguan), al punk (hay que ponerse a cubierto cuando lleguen Louder Than Death, el club Bilderberg del punk) y al trap (MC Buseta junto a GOA, mezclando funky brasileño con emo rap). ¡Hey, míranos! ¡No hemos mencionado el trap hasta el final! Eso se merece algún premio, ¿no?

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