Crónica de Billie Eilish en Madrid

Con un WiZink Center abarrotado, con olor adolescente impregnando el ambiente y con más curiosidad que emoción ante este tipo de eventos, entramos al WiZink Center a las 19.00 de la tarde para poder ver bien de cerca al icono musical del momento.

A las 21.10 de la tarde y tras la insípida actuación del rapero MadeinTYO, comenzó el concierto de Billie Eilish.
Arrancando con unas proyecciones al más puro estilo Tim Burton, observamos una divertida animación sobre una niña que oscila entre el mundo real y el mundo de las pesadilla, concepto que conforma el álbum debut de Eilish “WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO”. Tras esta intro animada la californiana aparece sobre el escenario y arranca con el mega éxito “Bad Guy”, caldeando el ambiente al instante y provocando que sea casi imposible escuchar su voz debido a los berridos de los miles de adolescentes que se saben absolutamente todas las letras.

Tras “Bad Guy” llegaron el turno de “My Strange Addiction” y la icónica “You Should See Me In A Crown”, la cual fue sin duda alguna el momento cumbre de la velada, algo bastante negativo pues el concierto acababa de empezar y ya no había mucho más con lo que sorprender.

Tras este arranque llegó el turno de la balada “idontwannabeyouanymore”, de las olvidadizas “Watch” y “&burn” y de la cañera “COPYCAT”, la cual no provocó el pogo entre el público que ha ido generando en fechas previas.

Tras este segundo tramo del concierto, todo empieza a sonar repetitivo. Quizá influya la ausencia absoluta de producción, ya que sobre el escenario solo observamos a Eilish, a su hermano Finneas a la guitarra y a un batería. El show carece completamente de artificios, salvo el momento cama voladora cuando interpreta junto a su hermano “I Love You”, y, siendo sinceros, la voz y los temas de Eilish no son lo suficientemente profundos ni prodigiosos como para no necesitar algún tipo de atractivo añadido que nos mantenga enganchados a lo que sucede sobre el escenario.

En la recta final la artista interpreta seguidas “Bitches Broken Hearts”, “Listen Before I Go”, “I Love You” o la emotiva “Ocean Eyes”. A pesar de ser temas preciosos, el tocar tanta balada seguida hace que se pierda totalmente el clímax y la atención. Es cierto que esta parte del show genera distintos sentimientos, ya que mientras que a algunos nos provocaba bostezos y miradas constantes al móvil, en otros provocaba mares de lágrimas, sin llegar a entender muy bien el porqué.

Para el final del concierto Billie deja la tétrica “Bury A Friend” y vuelve a interpretar la exitosa “Bad Guy”.

La sensación tras el concierto es de bastante decepción. Quizá la expectativa era demasiado alta por ver a la archiconocida Billie Eilish sobre el escenario, pero, sin lugar a dudas, el show se ve lastrado por una importante falta de cohesividad entre los temas, haciendo que pasen del todo a la nada en cuestión de segundos. También echamos en falta algo más de producción, algo a lo que nos tiene tan acostumbrados el pop y, lo que es lo peor de todo, nos falta creernos lo que Eilish nos canta, suponemos que por su corta edad y poca experiencia sobre el escenario e interpretando.

No hay que olvidarse de que hasta la fecha solo cuenta con un LP y un álbum, por lo que esto no ha hecho más que empezar. Con el tiempo sabremos si esto es el comienzo de algo muy prometedor o si en 5 años se desinfla por todos lados. Esperemos que sea la primera opción.

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