EL VERANO QUE NO FUE

El verano se acaba. Las temperaturas bajan, los días se acortan y el deseado y solicitado verano termina. Pero la pregunta que nos hacemos es ¿realmente ha habido verano? Y la dura respuesta es un rotundo NO.

2020 pasará a los anales de la historia como un año maldito debido a la crisis del coronavirus. Una pandemia global que a mediados de marzo pensamos que estaría solucionada en 15 días, después en un par de meses y después que sería cosa del recuerdo a lo largo del verano. Lejos de aquella utopía estival que nos habíamos imaginado, el verano se acaba, y estamos prácticamente igual que en ese fatídico mes de marzo.

El virus, una lacra social y económica sin precedentes, se ha cebado con todos los sectores. Solo las farmacéuticas se frotan las manitas mientras que los comercios, el turismo, la hostelería y, sobre todo la cultura, se van al garete.

Esta situación ha provocado que los gobiernos, tanto centrales como autonómicos se hayan dedicado a ir improvisando medidas de manera precipitada y, en muchas ocasiones, muy desacertadas. Entendemos que gestionar una pandemia de la que dependen millones de vidas y la economía global no es tarea sencilla, pero la forma en la que se ha tratado de salvar el turismo y vilipendiado la cultura demuestra que en nuestro país tenemos un problema base con un sector al que siempre se ha denostado y maltratado con el paso de los años.

Cuando estalló la pandemia, países como Alemania incluyeron la cultura entre los bienes de primera necesidad, blindando y protegiendo así al sector y desarrollando paquetes de ayudas y gestión acordes a la nueva situación. En cambio, en España, se incluyó a la cultura en el ocio nocturno, equiparando un concierto o una obra de teatro a un vulgar botellón o una fiesta random.

Cuando toda esta situación comenzó, los primeros en caer fueron los conciertos, algo totalmente entendible durante el estado de alarma debido a la imposibilidad de mantener la distancia de seguridad, pero estos trataron de adaptarse ya fuera en formato concierto o incluso en pequeños festivales. Las nuevas medidas aplicadas para conciertos y festivales en verano fue reducir los aforos, colocar las sillas por parejas o grupos de tres, separar a los grupos por 1,5 metros de distancia, controlar los puntos de acceso, el uso obligatorio de mascarilla y un largo etc que prácticamente imposibilita el contagio. Pues bien, a pesar de todas estas medidas, lo que supone adaptarse a ellas, reestructurar el festival, reprogramar la agenda, la publicidad, las contrataciones, etc, las decisiones del gobierno, que cambiaban de un día para otro, cancelaban los eventos a una semana de su celebración o incluso en el mismo día, haciendo que promotores y todo el equipo vean el trabajo de semanas o incluso meses de adaptación tirado literalmente a la basura.

La más sonada cancelación fue la del reciente Tomavistas Extra, que provocó cientos de quejas en las redes sociales hasta el punto de que Andrea Levy, delegada de cultura del Ayuntamiento de Madrid, se pronunciara al respecto tirando de demagogia y achacando esas quejas al machismo contra ella y no a la injusta y precipitada decisión. Recordemos que el Tomavistas llevaba meses adaptándose a las nuevas medidas de seguridad y lo cancelaron en la semana de su arranque.

Cancelar un evento cultural no implica solo dejar a la gente sin “fiesta”, cancelar un evento cultural implica dejar sin sueldo a promotores, salas, artistas, equipo técnico, seguridad… Imposibilita recuperar el dinero invertido en promoción, publicidad, cartelería, contrataciones. En definitiva, es un mazazo irreversible a un sector que siempre ha caminado en la cuerda floja y sobre el que con cada cancelación se echa una pala de tierra más sobre su tumba.

El verano, esos tres meses en los que se concentran centenares de festivales, ha visto como todos ellos se veían aplazados a 2021, y sí, han sido aplazados pero no cancelados. La decisión de aplazar todos y cada uno de los festivales ha sido tomada por unanimidad ya que ningún seguro de los que se contratan cubre la pandemia, por lo que la cancelación del evento hubiera significado la ruina absoluta de cada uno de los promotores. El hecho de aplazar el festival significa que todas las contrataciones siguen prácticamente intactas y hace que los asistentes puedan guardar su entrada adquirida en lugar de solicitar la devolución de un dinero que ya se ha empleado para realizar multitud de contratos.

De esta manera, los festivales han logrado salvar los muebles, con la esperanza de que la situación del verano del 2021 sea muy diferente. ¿Pero qué pasa con las verbenas o los formatos más reducidos? Recordemos que las verbenas y orquestas, de las cuales viven cientos de familias, trabajan casi exclusivamente durante los meses de verano, en los cuales generan ingresos para vivir el resto del año. Este año no se ha celebrado ninguna fiesta patronal, por lo cual les ha sido imposible salir de gira y los ingresos del año se mantienen a 0. Mientras que se podían haber aplicado medidas de seguridad para protegerlos se ha optado, una vez más, por la mano fría de la cancelación y la sentencia a muerte (económica).

A pesar de que la música en vivo ha sido herida de muerte, otras empresas han tratado de cubrir ese vacío a través de otras disciplinas. Un caso muy llamativo ha sido el de Puentia en Palencia. Mientras debían estar celebrándose las fiestas patronales de la capital palentina, famosa en Castilla Y León por su diversidad cultural y musical gracias a la ecléctica programación de conciertos durante sus fiestas y al reconocido Palencia Sonora, la agencia Puentia ha suplido ese silencio con unas bonitas proyecciones sobre el Cristo del Otero de la ciudad, uno de los mayores cristos del mundo junto al emblemático de Río de Janeiro. En las proyecciones, podemos ver una deconstrucción de la obra arquitectónica junto a mensajes de agradecimiento a los sanitarios y mensajes de esperanza.

Desde Carretera Y Manta apoyamos la cultura en todas sus disciplinas y formatos. Denunciamos la ausencia de medidas para su protección y mandamos todo nuestro apoyo a un sector tan frágil y vulnerable ante la ley pero tan fuerte e imprescindible en la vida de todos y cada uno de nosotros.

MEDIDAS DEL MANIFESTO DE LA UNIÓN DE MÚSICOS PROFESIONALES:

1º.- Que se reconozca al Sector del Espectáculo y los Eventos entre los sectores principalmente afectados por la pandemia de la Covid-19. Consideración por instituciones y administraciones públicas como un sector especialmente perjudicado y prioritario.

2º.- Reactivación inmediata de las agendas culturales y de eventos de las administraciones públicas, bajo el estricto cumplimiento de todos los protocolos de seguridad sanitaria.

3º.- Prórroga de la prestación especial por cese de actividad, hasta su reactivación con una recuperación del 100% de aforos, a los que continúan con su actividad paralizada, con exención al 100% de la cuota del RETA, y posibilidad de acceso reduciendo el requisito de la disminución de ingresos al 30% en relación con los mismos trimestres del año anterior. Cotización escalonada según días trabajados.

4º.- Adopción de medidas legislativas específicas para los que, debido al carácter estacional e intermitente de la actividad, no se encontraban de alta en el sistema de la seguridad social o se encontraban de baja por enfermedad en el momento de inicio de la pandemia. Acceso a las prestaciones por cese de actividad.

5º.- Reconocimiento de cese de actividad Extraordinaria por fuerza mayor a los trabajadores autónomos con menos de 2 años de alta en el RETA. Acceso a las prestaciones por cese de actividad hasta su reactivación con una recuperación del 100% de aforos.

6º.- Reducción del tipo impositivo y/o establecimiento de deducciones en la cuota del IRPF para trabajadores autónomos y profesionales del sector desde su incorporación a la actividad, teniendo en cuenta la estacionalidad e intermitencia de su actividad.

7º.- Durante el periodo de inactividad, y hasta que se reactive con una recuperación del 100% de los aforos, los trabajadores no verán consumido su derecho a prestaciones y/o subsidios, teniéndose en cuenta el carácter retroactivo de esta medida desde el 14 de marzo del 2020.

8º.- Reconocimiento de la actividad como intermitente y adopción de medidas legislativas referentes al régimen de cotización y protección social, permitiéndose la obtención automática de prestaciones de desempleo en cada periodo de inactividad que sucede entre contrato y contrato de trabajo una vez alcanzadas un número de horas mínimas.

9º.- Recuperación de los ERTE por fuerza mayor total con exención del 100% de las cotizaciones en seguridad social, hasta que sea posible trabajar con el 100% de los aforos y mantener la prestación de todo el personal afectado por un ERTE en el 70% de la Base Reguladora.

10º.- Adaptación específica de los instrumentos de regulación de empleo a la estacionalidad e intermitencia de la actividad según se vaya recuperando la actividad. La nueva regulación de la fuerza mayor parcial resulta totalmente incompatible con las dinámicas de trabajo de este sector que únicamente precisan de la reincorporación de trabajadores para escasos días, incluso para estos supuestos, se debe cotizar tanto por los trabajadores reactivados como por los trabajadores que continúan en el ERTE, lo que implica que las empresas del sector tengan que trabajar a pérdidas.

11º.- Reducción del tipo impositivo del Impuesto de Sociedades para los ejercicios 2020 y 2021, y aplazamientos excepcionales sin garantías en deudas tributarias de cualquier cuantía, a 18 meses sin intereses. Exención para los mismos periodos del Impuesto sobre actividades económicas, Impuesto sobre Bienes Inmuebles afectos al desarrollo de la actividad, así como tributos locales, tasas e impuestos especiales vinculados al desarrollo de la actividad empresarial.

12º.- Establecimiento de ayudas directas a autónomos y empresas del sector que acrediten una disminución del volumen de ingresos superior al 50% en relación con el ejercicio anterior, vinculadas o no a la inversión realizada en ejercicios anteriores y al nivel de endeudamiento.

13º.- Aplicación del IVA reducido en los sectores vinculados a la Industria Cultural, del Espectáculo y Turismo de Congresos, Reuniones, Incentivos y Eventos (MICE), como medida dinamizadora de la actividad.

14º.- Moratoria en créditos ICO hasta la reactivación de la actividad entendida como la recuperación del 100% de los aforos.

Imagen de Puentia: Comunicación Estratégica & Reputación.

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