MIDGARDSBLOT. Un viaje en el tiempo para los amantes de la cultura vikinga

El festival Midgardsblost, celebrado en el parque de Borre (Noruega), donde vivieron, festejaron y fueron enterrados los poderosos gobernantes de los vikingos noruegos. Un blot (sacrificio que los paganos nórdicos ofrecían a los dioses nórdicos y a los espíritus de la naturaleza real) de cuatro días con bandas de folk y de metal y verdaderos vikingos en terrenos históricos. Algunas de las bandas de metal más importantes del mundo suben al escenario de Midgardsblot y todos los asistentes son convocados al mundo de los vikingos con conciertos excepcionales en un entorno único e histórico

Por otro lado, el evento cuenta con un Beerfestival con cerveza artesanal y degustaciones, un pueblo vikingo y mercado, un Festival camp en las playas de Borre Park, batallas vikingas y antiguos juegos nórdicos, visitas guiadas, exposiciones, conferencias y actividades para toda la familia.

La experiencia de asistir a este festival único atraviesa todas las fronteras de lo que entendíamos por un festival hasta ahora. Una vez que atraviesas su torre Valhalla de acceso, una enorme comunidad vikinga, procedente de todos los rincones del planeta, te recibe para festejar el ritual de iniciación en el que los asistentes, por parejas, son bañados en auténtica sangre de caballo a ritmo de danzas y tambores y que teletransportan inmediatamente a otra era.

Tras la iniciación, comienza la música en vivo, en la que las bandas representan los sonidos propios del folk y el metal de todos los países nórdicos unidos.

Comenzamos el festival asistiendo al concierto de las danesas Konvent, quienes a través de su death metal y unos guturales de otro planeta empiezan a caldear el ambiente de todo lo que está por venir. Tras ellas llega el turno de la banda noruega de black metal Mork, a los que vemos durante un rato puesto que coinciden con el ritual de suspensión celebrado en el Gildehallen, un pabellón que recrea a la perfección las naves vikingas de la época.

Tras la fiereza de estos conciertos nos acercamos a la zona de merchan, en donde Runahild se encarga, en una hermosa carpa, de suavizar la velada con su storytelling y sus preciosas canciones de soft folk. Una vez terminada su hermosa velada, regresamos al escenario Valhalla para presenciar el concierto de Kalandra, la banda Noruega capitaneada por su vocalista Katrine Stenbekk, en la que folk y electrónica se dan de la mano creando un concepto único e irrepetible.

Tras este idílico final de jornada decidimos retirarnos a nuestro Airbnb situado en Tønsberg, pero no sin antes probar uno de los enormes kebabs de carne de reno que ofrecían en la zona de restauración.

Para la segunda jornada, y tras habernos limpiado a fondo la sangre de caballo de la cara, acudimos a las 14.30 al recinto para presenciar en el escenario principal (que permaneció cerrado el primer día) el concierto de la banda de black metal griega Lucifer´s Child. Tras ellos, acudimos de nuevo al escenario Valhalla para presenciar una recreación de batallas vikingas en la que no faltó ningún detalle.

A continuación, para relajarnos un poco, nos internamos de nuevo en la oscuridad del Gildehallen para asistir al precioso recital de Voluspa, nombre inspirado en nombre del primer y el más conocido poema de la Edda poética que cuenta la historia de la creación del mundo y su inminente final, narrada por una völva o vidente y dirigida a Odín.

Una vez superado el escapismo producido por Voluspa volvemos al Helheim Stage (el escenario principal) para presenciar el conciertazo de los portugueses Gaerea, quienes vuelven a volarnos la cabeza con su metal extremo y una energía arrolladora que no habíamos presenciado hasta entonces.

Cabe destacar, que en el camino de un escenario a otro, te encuentras frecuentemente con las mismas personas, puesto que el recinto es bastante pequeño, que no paran de devolverte la sonrisa, preguntarte cómo estás, por tus outfits o de dónde eras, creando, poco a poco, fuertes lazos de amistad que con el transcurso de las horas resultan imposibles de romper.

Posteriormente continuamos nuestro peregrinaje al Valhalla para asistir unos minutos al concierto de la banda de black metal noruega Urgehal, pero enseguida volvemos corriendo al Helheim para asistir en primera fila al concierto de la danesa Myrkur.

El concierto de Myrkur, y con un Helheim abarrotado, fue sin duda uno de los momentos más memorables del festival. Mientras que la artista comenzó su carrera musical cantando black metal, durante los últimos dos años ha estado presentando el precioso Folkesange, un álbum de folk nórdico repleto de historias inspiradas en la mitología tan deslumbrante de estos países. Gracias a instrumentos únicos de aquellas épocas y a la prodigiosa voz de su líder, Amalie Brun, el bolo se convirtió en uno de los momentos álgidos de la jornada.

Tras este concierto, optamos por dar una vuelta por la zona de merchan, abarrotada de stands en los que se podía adquirir todo tipo de joyas artesanales, ropas inspiradas en la época vikinga y por supuesto las imprescindibles camisetas y los vinilos de todas las bandas que pasaron por allí.

Para terminar la segunda jornada acudimos de nuevo al Helheim para asistir al concierto de los noruegos Wardruna, quienes dieron también uno de los conciertos más emotivos de todo el festival. Capitaneados por su líder, Einar Selvik, Wardruna dieron un concierto de absolutos virtuosismo y perfección.
Acompañados por instrumentos prácticamente extintos y unos juegos de luces y sombras apabullantes, Wardruna lograron emocionar a los cientos de asistentes a su concierto gracias a la impecable voz de sus vocalistas y a un mensaje final en el que nos recordaban la importancia de mantenernos en conexión con la naturaleza, con la tierra, con el viento y con todos y cada uno de los humanos que vivimos en este planeta. Sin duda alguna un momentazo que invitaba a la reflexión y que lograba liberar las lágrimas de muchos de los asistentes.

Para la tercera jornada, la del viernes, nos lo tomamos con algo más de calma y asistimos al recinto en torno a las 17.00 de la tarde para ver un rato el concierto de la banda noruega de black metal Ragnarok. Tras ellos, acudimos al Valhalla para presenciar el inclasificable concierto de los rusos Nytt Land. Originarios de Siberia, Nytt Land ofrecieron un peculiar concierto de folk nórdico y música ambient que sorprendió gracias a la fuerte presencia de Natalya Pakhalenko sobre el escenario y a unos sonidos y distorsiones que te absorbían desde el primer momento.

A continuación regresamos al Helheim para acudir al precioso concierto de la Feroesa Eivør, quien a pesar de algunos problemas de sonido supo salir adelante como una auténtica profesional. Ataviada con un espectacular vestido de cuero negro y acompañada de su infalible tambor, Eivør dio un recital épico gracias a la amplitud de su registro vocal y a la transformación de sus temas en directo, que pasan de ser temas folk en los discos a convertirse en auténticas piezas de folk rock en los directos.

Tras el magnífico concierto de Eivør, uno se para a pensar en que por fin un festival es equitativo en cuanto a la presencia masculina y femenina sobre el escenario y en como el Midgardsblot representa a ambos sexos, tanto en la letra pequeña como en la de los cabeza de cartel. ¡Basta ya de festivales de rock y metal en los que la programación es un auténtico campo de nabos!

Tras Eivør decidimos quedarnos cerca del Helheim, ya que llegaba el turno de los polacos Batushka. La banda de black metal recreó sobre el escenario un auténtico ritual, repleto de candelabros con ataúd incluido. De Batushka, cuyos miembros son totalmente desconocidos para el público, cabe destacar que su música y letras, que están escritas exclusivamente en el antiguo idioma eslavo eclesiástico, están inspiradas en la Iglesia Ortodoxa Oriental. Sin duda lograron llevar a cabo uno de los grandes conciertos del festival.

Tras este momento único, acudimos al Valhalla a ver qué se cocía. Para nuestra sorpresa nos encontramos el concierto de los Noruegos Nebala, quienes a través de potentes percusiones, cuencos tibetanos y bases electrónicas habían creado una auténtica rave en la que el público, hasta entonces bastante tranquilo en los conciertos, estaba totalmente desatado bailando poseídos por la música. La diversión de este momento es difícil de describir y, por ello, recomiendo encarecidamente vivirlo.

En este momento necesitamos reponer fuerzas, por lo que asistimos a una de las carpas de comida en la que chefs reputados de la zona confeccionaban platos inspirados en la cocina vikinga. Una delicia con la que era imposible no pensar todo el tiempo en repetir y repetir.

A continuación, en esta jornada más larga que el resto, acudimos al Helheim para presenciar el concierto de Rotting Christ. Para finalizar la noche, corrimos al Gildehallen para asistir a la locura desatada provocada por Devil and the Universe en un concierto electro satánico en el que sus componentes iban ataviados con capas negras con capucha y cabezas de cabra. Acompañados por unos visuales que deslumbraban en la oscuridad del Gildehallen y con unas percusiones y una electrónica de otro planeta, el concierto de Devil and the Universe fue la elección perfecta para finalizar el viernes.

Llegando a la jornada final, con sentimientos encontrados debido al agotamiento y a la tristeza de que el ritual se acababa, comenzamos el día con el concierto folk de Hindarfjäll. Tras ellos, acudimos al Valhalla para asistir al concierto de dark wave de las islandesa Kaelan Mikla. A pesar de ser una de las apuestas más originales del festival, el concierto se hizo algo pesado y se ve que aún tienen mucho que pulir. A pesar de ello, se apreció el potencial de esta carismática banda en la que tres jóvenes islandesas ponen toda su ilusión y empeño.

Tras pasar un buen rato en la zona de merchan y de restauración descansando, acudimos al Helheim para el concierto de los suizos Zeal & Ardor, uno de los mayores momentazos del festival. Lo de esta banda es digno de admiración, puesto que en sus composiciones son capaces de mezclar el neo-soul, el black metal, el rock y el avant-garde sin apenas despeinarse y sin que suene fuera de lugar. Su concierto, que se convirtió en una frenética locura, invitó a los asistentes a desinhibirse y a que cada uno bailara o actuara como le saliera de las narices. Sin lugar a dudas, Zeal & Ardor tienen el derecho de arrasar en cualquier festival, independientemente del género de éste.

Ya llegando al final, fue el turno del gran cabeza de cartel, Heilung. Heilung es una banda que fusiona música folk, death metal​ y folk metal experimental.​ Conformada por Christopher Juul, Kai Uwe Faust y Maria Franz, de Dinamarca, Alemania y Noruega respectivamente y suelen ser englobados bajo la etnia danesa por la prensa.​ El nombre proviene del alemán y significa «sanación».

Con una ambientación inmensa sobre el escenario que simulaba un bosque y con más de 20 artistas sobre el escenario, Heilung llevaron a cabo el último ritual de su álbum Futha (al igual que Myrkur daba el último de Folkesange). Lo que presenciamos en ese escenario fue un viaje directo a otra era. Una era en la que el hombre y la naturaleza eran uno, en la que los sacrificios y el amor libre estaban a la orden del día. En la que los rituales de sangre, danza y fuego se celebraban con todo el respeto y meticulosidad posibles.

Heilung es una banda única que pasará a los anales de la historia por haber sido capaces de recrear una auténtica obra teatral a través de sus canciones, la cuales oscilan entre los sonidos más suaves de la naturaleza y la acústica y las bases más duras del techno más oscuro creado a través de elementos clásicos. Sin duda una experiencia sensorial no apta para todos pero sí un sueño hecho realidad para los amantes de la música pagana.

Tras el concierto de Heilung y sintiéndonos totalmente afortunados de poder haber asistido a un concierto de estas dimensiones, regresamos por última vez al Gildehallen para presenciar el concierto de Astralseid, donde aprendimos un nuevo concepto conocido como electro-folk. Con una nave abarrotada, Astralseid supieron dar el broche final gracias a su carisma sobre el escenario y a una electrónica de locura en la que percusión y sintetizadores lograban que te volara la cabeza.

Una vez terminados los conciertos, en torno a la 1.00 de la madrugada, comenzó el ritual de despedida. Concentrados los asistentes en el Valhalla, comenzó un peregrinaje repleto de tambores y antorchas a través del bosque para llegar a una inmensa hoguera cerca de la playa. En ella, los cánticos, las danzas y las palabras de agradecimiento por haber podido asistir a este magnífico evento se extendieron hasta casi el amanecer.

Tras esta maravillosa experiencia, solamente puedo decir que Midgardsblot no es únicamente un festival de música. Midgardsblot es una experiencia vital, es una comunidad, es un viaje en el tiempo, es un respeto por la tradición, por la naturaleza y por la humanidad que es imposible presenciar en cualquier otro tipo de festival.

Midgardblost te llama, te atrae, te recibe con los brazos abiertos y te atrapa. Midgardsblot es esencia, es vida, es pasado y presente pero también será futuro.

Midgardsblot es a donde siempre querrás volver.

Bienvenido a casa.

FOTOGRAFÍAS: ARNAU RULL @arcmp

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